Un tsunami es una serie de olas de gran magnitud causadas por un desplazamiento repentino del fondo del mar, como el que ocurre durante un terremoto submarino. Estas olas pueden ser extremadamente destructivas cuando llegan a la costa, ya que pueden alcanzar alturas de varios metros y viajar a velocidades de hasta 800 km/h.
La formación de un tsunami comienza con un evento tectónico submarino, como un terremoto, una erupción volcánica submarina o un deslizamiento de tierra. Durante estos eventos, grandes cantidades de roca y sedimento se mueven bruscamente, causando una onda de choque que se propaga a través del océano.
Cuando esta onda de choque llega a la superficie del agua, comienza a formar una serie de olas de gran amplitud, conocidas como un tsunami. Estas olas viajan a grandes velocidades a través del océano, y a medida que se acercan a la costa, su altura aumenta debido a la disminución del espacio disponible.
Es importante tener en cuenta que un tsunami no se parece a las olas normales que vemos en la playa. A menudo son muy grandes y viajan a velocidades muy rápidas, y pueden causar daños devastadores cuando llegan a la costa. Además, un tsunami puede ser precedido por una ola de reflujo, que retira el agua de la costa antes de que llegue la ola principal.
Uno de los tsunamis más devastadores de la historia ocurrió el 26 de diciembre de 2004, cuando un terremoto de magnitud 9,1 sacudió el Océano Índico. El terremoto, que fue causado por la subducción de la Placa de la India bajo la Placa de Burmese, generó un tsunami que afectó a 14 países costeros, causando más de 230,000 muertes.
El tsunami dejó un rastro de destrucción en la costa del Océano Índico, arrasando poblaciones enteras y dejando a millones de personas sin hogar. Además de la pérdida de vidas humanas, el desastre causó daños económicos devastadores, con pérdidas estimadas en cientos de millones de dólares.
Otro tsunami devastador ocurrió el 11 de marzo de 2011 en Japón, cuando un terremoto de magnitud 9,0 sacudió la costa este del país. El terremoto, que fue causado por la ruptura de una falla subductiva, generó un tsunami que alcanzó alturas de más de 40 metros y causó más de 15,000 muertes. El tsunami también causó daños masivos a la infraestructura de la planta nuclear de Fukushima, causando un accidente nuclear de nivel de gravedad 7 en la Escala Internacional de Accidentes Nucleares para sus reactores 1, 2 y 3, el mismo nivel alcanzado por el accidente de Chernóbil de 1986.
La mejor manera de protegerse de un tsunami es estar al tanto de las alertas de tsunami y saber qué hacer en caso de una emergencia. Los habitantes de las zonas costeras deben conocer las rutas de evacuación y los puntos elevados seguros donde pueden refugiarse.