Cuando decimos que a alguien “se le ve el plumero”, estamos indicando que hemos visto claramente sus intenciones respecto a algo. Intenciones que, generalmente, no son buenas.
El origen de esta expresión se encuentra en las prominentes plumas que coronaban los sombreros de los miembros de la Milicia Nacional, un grupo de voluntarios que surgió en 1812 para la defensa de la causa liberal en España.
La Milicia Nacional se distinguió por tener un doble carácter: constituir un espacio de participación de los ciudadanos en la vida pública y al mismo tiempo ser un instrumento para el mantenimiento del orden y de la seguridad.
Los autócratas, principalmente del Partido Moderado, no estaban de acuerdo con la fundación de este movimiento, por lo que pronto dio lugar a que esta expresión apareciese en las discusiones políticas que se desarrollaban en la época para indicar que se sabía que alguien era o no de ideas liberales por sus discursos, asociando así «el plumero» a estas ideas y derivando en el uso generalizado actual.