La Real Academia de la Lengua Española defina la palabra «gafe» como: «Dicho de una persona: Que trae mala suerte o que impide o dificulta cualquier diversión. Que es desafortunado o su presencia se considera que acarrea mala suerte a los demás.«.
Esta expresión derifa de la palabra «gafo» que es como se le llamaba a las personas que tenían gafedad que no era otra cosa que una variedad de lepra.
La gafedad se pensaba que era muy contagiosa y dañina, por lo que si te cruzabas con alguien con dicha enfermedad, debías tener cuidado de alejarte lo más rápido posible de ella.
Esto deriva en el actual uso que le damos al término gafe, ya que si consideramos que alguien es gafe, es que tiene mala suerte y te la puede transmitir, por lo debemos alejarnos rápidamente de esa persona.
Ahora que hemos descubierto el origen de la palabra gafe, quizá te resulte curioso conocer la historia de John Lyne, el que es considerado como el hombre más gafe del mundo:
Este hombre ha sufrido infortunios desde el día en que nació, ya que lo hizo de forma prematura y los médicos le diagnosticaron tan solo unos pocos días de vida. Con el tiempo, los pulmones del señor Lyne se desarrollador por completo y pudo superar su primera prueba.
No mucho tiempo después, de nuevo la mala suerte se abalanzó sobre John, cuando solo tenía 18 meses de edad y accidentalmente bebió una botella de desinfectante. Por suerte, le lavaron el estomago y sobrevivió.
La maldición de su mala suerte continuó durante su infancia cuando cayó de un carrujaje y fue atropellado por un camión. Luego, a los 12 años de edad, un rayo cayó sobre su bicicleta, y a los 14 casi se ahoga y se rompe un brazo al caerse de un árbol.
Lo peor de todo, camino al hospital, la ambulancia que lo transportaba chocó con un auto. Años después fue atropellado por un autobús. Aunque su historia empeoró aún más cuando decidió irse a trabajar como minero, lo que le puso al borde de la muerte en dos ocasiones; la primera de ellas debido a un desprendimiento, y la segunda por el error de un compañero que lo arrojó un contenedor de piedras encima.
Volviendo de su casa al trabajo, le atropelló un autobús que, por suerte, únicamente le lesionó un brazo. Tras varios años de relativa tranquilidad, su último percance fue caer por una tramilla en el trabajo dañándose la espalda, una pierna y ambas rodillas, lo quele causó una baja de casi 8 meses.
Esta historia la explicó el propio John, afirmando que pensaba seguir viviendo su vida al máximo y que en realidad la gente le decía que era afortunado, ya que tenía más vidas que un gato.