La luz es una constante fundamental en el universo y se considera el límite máximo de la velocidad a la que pueden viajar las cosas.
Según la teoría de la relatividad de Albert Einstein, ningún objeto con masa puede moverse a la velocidad de la luz. Esto se debe a que la masa de un objeto aumenta a medida que se acerca a la velocidad de la luz, lo que requeriría una cantidad infinita de energía para moverse a esa velocidad.
Sin embargo, es posible que los fotones, que son partículas de luz, se muevan a la velocidad de la luz. Esto es porque los fotones no tienen masa y, por lo tanto, no se ven afectados por la teoría de la relatividad.
Sin embargo, hay algunas formas en las que podemos «viajar» más rápido que la luz de un lugar a otro sin necesidad de superar la barrera de la velocidad de la luz. Un ejemplo de esto es a través de los agujeros de gusano, que son teóricos túneles que conectan dos puntos en el espacio-tiempo de manera «abreviada».
Estos agujeros de gusano se basan en la gravedad y requieren la existencia de una masa o energía extremadamente densa, como una estrella de neutrones o un agujero negro. Aunque la teoría de los agujeros de gusano es altamente especulativa y no se ha demostrado que existan realmente, sigue siendo un tema de interés en la física teórica.
En resumen, aunque no podemos superar la velocidad de la luz, hay formas de «viajar» más rápido que ella de un lugar a otro gracias a la gravedad y a la existencia de objetos extremadamente masivos en el universo.