Cuando indicamos que alguien nos está «dando la lata» nos referimos a alguien que está siendo excesivamente molesto o pesado, que estamos aburridos y agobiados con un tema.
Las fuentes consultadas no se ponen de acuerdo sobre su origen, por lo que te presentaremos las 3 versiones más habituales para que elijas la que te parezca más convincente.
La primera de ellas se refiere al tubo de hojalata en el que los exsoldados portaban unos documentos que acreditaban sus hazañas bélicas o que acreditaban su buen servicio prestado a la patria (allá por el siglo XVII), y que solían acompañarles cuando visitaban despachos de sus superiores en busca de alguna pensión o compensación económica por los servicios prestados y las secuelas que estos le habían dejado.
Otra versión nos lleva a Málaga (España), donde parece que en la cárcel a los presos les vendían un licor elaborado a base de sobras de varios tipos de vino y que éstos compraban en latas, lo que les proporcionaba una buena borrachera que se materializaba en alboroto, disturbios y jaleo, resultando extremadamente molesto para el resto de reclusos y el personal de seguridad.
Finalmente también se cita el uso de latas en las cencerradas que se celebraban en distintas localidades como celebración por los segundos casamientos de alguien que había quedado viudo/a y que resultaban bastante molestas al resto de vecinos.