Un marcapasos es un dispositivo electrónico que se conecta al corazón para que éste mantenga un ritmo normal liberando pequeños estímulos eléctricos que lo aceleran cuando detectan que su ritmo no es el adecuado. Actualmente, sus dimensiones varían entre los 5 centímetros de largo y ancho, por unos 7 milímetros de grosor, así como un peso aproximado de 20-30 gramos, además de tener una autonomía de aproximádamente 10 años.
Pero esto no siempre fue así, de hecho en sus orígenes el marcapasos llegaba a pesar en torno a los 7 kilogramos y debía ser cargado cada 5 o 6 minutos.
Afortunadamente, estos dispositivos fueron evolucionando, salvando vidas y mejorando las condiciones de los pacientes que los necesitan.
Por cierto, el inventor del marcapasos implantable no fue un médico, sino un ingeniero llamado Wilson Greatbatch cuya carrera estaba dirigida a la electricidad. Greatbatch nunca pensó dedicarse a la sanidad, sin embargo -una vez más- la casualidad puso a su alcanza un descubrimiento que ha permitido revolucionar la cardiología. Tanto que en 1982, la Sociedad Nacional de Ingenieros Profesionales, lo consideró como uno de los hallazgos del siglo.
Segun relató él mismo en su libro «The making of the pacemaker» (La construcción del marcapasos), Greatbatch estaba tarbajando en un sistema para registrar los latidos del corazón pero un error en uno de los componentes produjo un fenómeno nuevo: una emisión rítmica de impulsos eléctricos.
Fue entonces cuando se puso manos a la obra hasta conseguir el primer marcapasos implantable. Este fué probado con éxito en perros en 1958 y patentado en 1962.