Decimos que alguien tiene «mala uva» cuando es una persona gruñona, desagradable, antipática y que, a menudo, no tiene buenas intenciones en sus acciones.
Esta expresión tiene su origen en la antigua costumbre de llamar a los borrachos o melopeas con el apodo de «uvas», por ser el elemento con el que se hacía el vino con el que se emborrachaba la gente.
Cuando una persona abusaba del alcohol y se ponía violenta o agresiva, se decía entonces que tenía «mala uva», lo que llevó a un uso generalizado de la expresión con el paso del tiempo.