Cuando queremos amenazar a alguien revalando algún secreto íntimo que podría provocar un perjuicio grave hacía esta persona, amenazamos con “tirar de la manta”.
Hoy vamos a ver dos posibles orígenes de esta expresión:
El origen más comentado de las distintas fuentes citadas nos sitúa en la Navarra de los siglos XVI-XVII, en el momento en que se expulsa a los judíos de sus territorios a menos que se convirtieran al cristianismo, razón por la cual podían permanecer en la región si bien para estar capacitados para desempeñar cualquier tipo de cargo público (entre otros beneficios), existía una «pureza o de sangre o limpieza» de las familias que no era otra cosa que pertenecer a un linaje «puro» cristiano.
Pues en 1610 se cuelga en la Capilla del Cristo del Perdón de la Catedral de Tudela (Navarra) una enorme tela llamada manta, con el nombre de las familias que no eran “puras”, y por lo tanto gozaban de peor consideración que las otras, a modo de “recordatorio” y en cierto modo de escarnio público.
Por eso decimos «tirar de la manta» cuando se quiere exponer un secreto inconfesable y/o vergonzoso, pues lo que se hacía no era tirar la manta a ningún lado, sino «tirar» del listado que aparecía en esa «manta» para verificar los antecedentes familiares de determinados linajes.
Otro origen también nos remite a los siglos XVI-XVII, más precisamente a las posadas donde vivían los viajeros menos pudientes.
Era común el que se compartiese cama con otra persona, ya que así era más barato por la noche, pero el problema venía a la hora de taparse para no pasar frío, pues cada cual tiraba de la manta hacia un lado para mantenerse caliente, con lo que debaja al compañero de cama destapado y con sus «verguenzas» al aire. Por lo tanto, esta teoría también se considera como el posible origen de la expresión.