El Pacto de Varsovia fue un acuerdo militar y político firmado en 1955 entre los países socialistas de Europa oriental y la Unión Soviética. Fue una respuesta a la formación de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) y tenía como objetivo fortalecer la seguridad y la estabilidad en Europa oriental y en la región del bloque soviético.
El pacto estableció un sistema de defensa colectiva en Europa oriental y estableció una alianza militar entre los países miembros, encabezados por la Unión Soviética. La idea detrás de esta alianza era que, en caso de una agresión por parte de la OTAN, los países miembros del pacto trabajarían juntos para proteger su seguridad y defensa.
El Pacto de Varsovia tuvo una gran influencia en la política europea durante décadas. Fue visto como un instrumento de control y de intimidación por la OTAN y otros países occidentales, lo que contribuyó a la tensión entre los dos bloques y a la Guerra Fría.
Sin embargo, en los años 80 y 90, con el fin de la Guerra Fría y la disolución de la Unión Soviética, el pacto perdió su importancia y fue disuelto en 1991. Desde entonces, muchos de los países que formaban parte del pacto han integrado la OTAN y han adoptado políticas democráticas y prooccidentales.