Desde el período medieval hasta el siglo XVII, el Reino Unido vio una serie de leyes y persecuciones contra aquellos acusados de practicar la brujería.
En 1542, el parlamento británico aprobó la primera ley sobre brujería, la cual establecía penas severas, incluyendo la muerte, para aquellos acusados de practicar la brujería o de ser cómplices de la misma. Esta ley se aplicó rigurosamente durante siglos, y miles de personas fueron arrestadas, juzgadas y ejecutadas por practicar la brujería.
Sin embargo, a medida que la Ilustración y la ciencia avanzaron, la opinión pública comenzó a cambiar. La creencia en la brujería comenzó a ser vista como una superstición sin fundamento, y las leyes sobre brujería comenzaron a ser vistas como injustas. En 1736, se promulgó una ley que reducía las penas contra aquellos acusados de practicar la brujería, y en 1754, la ley sobre brujería fue abolida por completo en el Reino Unido.
A pesar de esto, la creencia en la brujería y la superstición persistieron en algunas comunidades rurales hasta bien entrado el siglo XX. Sin embargo, hoy en día, la brujería es vista como una práctica cultural y espiritual, y no está regulada por leyes en el Reino Unido.