Los videojuegos han sido durante mucho tiempo objeto de controversia debido a su supuesto impacto en la violencia de las personas que los juegan. Mientras que algunos argumentan que los videojuegos pueden aumentar la agresividad y la violencia en los jugadores, otros argumentan que no hay evidencia suficiente para respaldar esta afirmación.
A pesar de que algunos estudios han sugerido una correlación entre el juego de video y la violencia, otros han demostrado que no existe una relación clara entre los dos. Por ejemplo, un estudio realizado por la Universidad de Oxford encontró que no hay evidencia de que los videojuegos causen comportamientos violentos en los jóvenes. Otro estudio, llevado a cabo por la Universidad de York, también encontró que no existía una relación clara entre el videojuego y la violencia.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que algunos videojuegos sí pueden tener un contenido violento y que algunas personas pueden ser más propensas a ser influenciadas por esta violencia. Por lo tanto, es importante que los padres sepan qué juegos están jugando sus hijos y asegurarse de que estén adecuados para su edad y madurez.
En general, es importante recordar que los videojuegos son solo una forma más de entretenimiento y que no deben ser culpados por la violencia en la sociedad. Mientras que los videojuegos pueden ser una forma divertida de pasar el tiempo, es importante recordar que la violencia y la agresividad son problemas complejos que tienen múltiples causas y no pueden ser atribuidos a un solo factor.