Si preguntamos a cualquier individuo acerca del origen de tomar las doce uvas en nochevieja, responderá casi con apabullante convicción que fue un sobrante de producción que se produjo en 1909 en España, y que fue promovida por agricultores alicantinos y murcianos.
La realidad es que parece ser que esta costumbre surge en 1882 como raección satirica a un mandato del alcalde de Madrid en el que sancionaba la tradicional costumbre de “ir a buscar a los reyes magos”, o lo que venía siendo lo mismo, salir la noche del 5 al 6 de Enero a beber y divertirse… de un modo que el alcalde de la capital consideraba excesivo.
Como la alta sociedad de la época acostumbraba a beber champagne y comer uvas en las fiestas de celebración de fin de año, pues al pueblo se le ocurrió la genial idea de ir a la Puerta del Sol e imitarles… ya que para la élite no hubo ninguna prohibición.
Esta práctica tuvo un gran éxito y se extendió rápidamente, pasando también al ámbito doméstico y cruzando fronteras como podemos comprobar en la actualidad cada nochevieja.