Usamos la frase «por si las moscas» como sinónimo de «por si acaso», una manera de prevenir consecuencias desagradables una vez que hemos realizado alguna acción, como medida de precaución ante posibles eventualidades.
El origen no está del todo claro, prevaleciendo 2 posibilidades según la fuente consultada.
La primera nos lleva a la costumbre de tapar los alimentos después de cocinados o justo antes de cocerlos, pensando que si las moscas se posan sobre ellos, pueden echarlos a perder.
Esto se hacía como medida de precaución, incluso sin haber visto una mosca en ese lugar durante todo el día; tapándose por tanto “por si las moscas”, y adquiriendo esta expresión un significado mucho más allá del meramente culinario.
La segunda posibilidad nos lleva a Girona (España) y una leyenda nacida en 1287, cuando los ejércitos de Felipe II de Borgoña invadieron la ciudad, arrasando todo a su paso.
Al llegar a la tumba de San Narciso (patrón de la ciudad), también quiso destruirla y profanarla, pero cuando abrió el ataúd donde se encontraban los restos del santo, solo encontró millones de moscas que les atacaron y contagiaron la peste, lo que les hizo huir despavoridos, adquiriendo dicha expresión un uso popular entre la población desde ese momento.