La expresión «pagar bajo cuerda» se refiere a una transacción o acuerdo que se realiza de manera discreta o en secreto, especialmente cuando se trata de dinero. La expresión tiene sus raíces en la práctica común en los mercados medievales, donde los vendedores colgaban una cuerda o una soga en su establecimiento para indicar que estaban dispuestos a recibir pagos fuera de la vista pública.
En ese momento, estas transacciones solían ser ilegales o consideradas como inmorales, como el pago de sobornos o el comercio de mercancías prohibidas. Los clientes interesados en estos productos o servicios ilegales colgaban sus pagos en la cuerda, donde el vendedor podía recogerlos sin ser visto.
Con el tiempo, la expresión ha evolucionado para incluir cualquier transacción que se realiza en secreto o fuera de la vista pública, ya sea ilegal o no. Por ejemplo, puede referirse a una transacción financiera que se realiza fuera de los canales normales para evitar impuestos o regulaciones, o un acuerdo político que se realiza en secreto.
En la actualidad, la expresión «pagar bajo cuerda» se utiliza a menudo para referirse a transacciones ilegales o poco éticas, como el soborno o el pago de comisiones ocultas. Sin embargo, también puede ser utilizado para describir transacciones legales que se realizan de manera discreta o en privado, como el pago de una deuda o un acuerdo comercial.
En general, pagar bajo cuerda se considera algo negativo debido a la ilegalidad o inmoralidad que se asocia con las transacciones secretas. Sin embargo, en algunos casos, puede ser necesario realizar transacciones discretas para proteger la privacidad o la seguridad de las partes involucradas.