Amor y SexoAnimalesArte y CineCienciaCostumbres y CreenciasCriminologíaDeporteEconomíaGastronomíaHistoriaLenguajeLeyesLiteraturaModa y TendenciasNaturalezaPsicologíaReligiónSaludSociologíaTecnologíaUniversoViajar

¿Cuál es el origen de los cajeros automáticos?

Economía
Tiempo de lectura: 4 min
Cuál es el origen de los cajeros automáticos

Los cajeros automáticos, también conocidos como ATMs (por sus siglas en inglés, «Automated Teller Machines»), son una de las tecnologías financieras más utilizadas en todo el mundo. Permiten a los clientes realizar transacciones bancarias, como retirar dinero en efectivo, consultar el saldo de sus cuentas y transferir fondos, sin tener que visitar una sucursal bancaria o interactuar con un cajero humano. En este artículo, exploraremos el origen de los cajeros automáticos y cómo han evolucionado a lo largo del tiempo.

El primer cajero automático del mundo se instaló en un banco de Barclays en Londres en 1967. El dispositivo fue inventado por el ingeniero y empresario británico John Shepherd-Barron, quien había trabajado en la fabricación de sistemas de seguridad para la Royal Air Force durante la Segunda Guerra Mundial. Shepherd-Barron tuvo la idea de un cajero automático después de que llegó tarde a una sucursal bancaria y se dio cuenta de que ya había cerrado. Se preguntó si sería posible crear una máquina que pudiera dispensar dinero en efectivo las 24 horas del día, los 7 días de la semana.

Shepherd-Barron presentó su idea a Barclays Bank, que estaba buscando formas de mejorar la eficiencia y reducir los costos. La compañía se mostró interesada en el concepto y proporcionó fondos para el desarrollo del prototipo. El primer cajero automático de Barclays se instaló en la sucursal de Enfield, al norte de Londres, y fue un éxito inmediato. En su primer día de funcionamiento, el dispositivo procesó 10 transacciones y dispensó un total de £200.

El diseño original del cajero automático de Shepherd-Barron utilizaba tarjetas de papel impresas con un código de barras que se deslizaba a través de una ranura en el dispositivo. Los clientes debían ingresar su número de cuenta y el código secreto de cuatro dígitos en un teclado numérico, y el cajero dispensaba dinero en efectivo. La tarjeta se devolvía al cliente y podía ser utilizada en futuras transacciones.

Sin embargo, el uso de tarjetas de papel resultó ser problemático, ya que eran fáciles de falsificar y se dañaban fácilmente. En la década de 1970, los cajeros automáticos comenzaron a utilizar tarjetas de crédito con una banda magnética, que permitían un mayor nivel de seguridad y protección contra el fraude.

El uso de los cajeros automáticos se extendió rápidamente a otros países y en la década de 1980 se convirtieron en una característica común en todo el mundo. A medida que la tecnología avanzaba, los cajeros automáticos se volvieron más sofisticados, con pantallas táctiles en color, escáneres de huellas dactilares y tecnología de reconocimiento de voz.

En la actualidad, los cajeros automáticos son una parte integral del sistema bancario global y se utilizan en todo el mundo para realizar transacciones financieras rápidas y convenientes. Muchos cajeros automáticos también ofrecen servicios adicionales, como la impresión de recibos y la recarga de teléfonos móviles. Además, los cajeros automáticos se han adaptado a la era digital, permitiendo a los clientes realizar transacciones móviles y sin contacto a través de la tecnología NFC (comunicación de campo cercano) y los códigos QR.

Además, los cajeros automáticos también han evolucionado para ofrecer una gama más amplia de servicios financieros. Muchos cajeros automáticos ahora ofrecen depósitos de cheques y efectivo, transferencias de dinero internacionales, pagos de facturas y recargas de tarjetas de transporte público. En algunos países, los cajeros automáticos también se utilizan para la distribución de productos financieros, como préstamos y seguros.

A pesar de los avances en la tecnología, los cajeros automáticos siguen siendo un objetivo para los delincuentes. La seguridad es una preocupación constante para las instituciones financieras que operan cajeros automáticos, y se han implementado numerosas medidas para prevenir robos y fraudes. Los cajeros automáticos suelen estar ubicados en lugares bien iluminados y con cámaras de seguridad. Además, muchos cajeros automáticos utilizan tecnología antifraude, como escáneres de iris y cámaras de reconocimiento facial, para proteger las transacciones.

Le puede interesar