Utilizamos la expresión «no tener dos dedos de frente» para indicar que alguien realiza una serie de actos o tiene determinados comportamientos que demuestran que carece de sentido común o inteligencia.
El origen de la expresión se remonta al siglo XIX, cuando diversas ciencias intentaron establecer una relación directa entre la forma y el tamaño de la frente y la inteligencia de una persona.
Se especulaba que la frente ancha era signo de una mayor lógica y sentido común, estableciendo la medida de dos dedos como el mínimo que una persona debía tener para considerarse «normal» en cuanto a inteligencia se refiere.
Como curiosidad, un estudio realizado por Joanna Rowe, profesora emérita de la Universidad de Louisville en Kentucky sugiere que si bien el tamaño de la frente no determina la inteligencia de una persona, sí que podría hacerlo el color de sus ojos al hayar que algunas de las personas más inteligentes del mundo, incluido Stephen Hawking, Marie Curie, Alexander Fleming (entre otros) tienen en común el color ojos azules.