Los kamikazes eran pilotos japoneses que estuvieron especialmente activos durante la Segunda Guerra Mundial, lanzando sus aviones contra barcos enemigos o cualquier otro objetivo militar para infligir el mayor daño posible.
Se calcula que murieron alrededor de 4.000 de estos suicidas durante dicho conflicto, aunque no fueron todos ellos, pues quedaban más en la reserva esperando a ser llamados para convertirse en mártires.
Todo el mundo conoce más o menos esta historia, pero lo que más llama la atención es el origen de la palabra, que se originó en el siglo XIII a raíz del ataque que los mongoles iban a realizar sobre Japón, un ataque que de producirse significaría el control de la isla por parte de éstos.
Cuenta la leyenda que los japoneses rezaron a los dioses para evitar tal ataque y deshacerse de los mongoles, y fue en este momento cuando se generaron una serie de tifones que arrasaron con casi todos los barcos enemigos e impidieron la invasión.