Cuando nos encontramos en una reunión con varias personas charlando animadamente, y de repente se produce un silencio general (en algunas ocasiones bastante incómodo), solemos decir que “ha pasado un ángel”.
El origen de esta expresión lo encontramos en la costumbre antigua de guardar silencio a modo de respeto cuando se pronunciaba el nombre del difunto en los funerales; en ese momento todos los presentes guardaban silencio y recordaban al fallecido.