Cuando hace frío, el cuerpo trata de mantenerse caliente mediante la circulación sanguínea. Una de las formas en que hace esto es enviando más sangre a las partes del cuerpo que necesitan protección y calor, como las manos y los pies. También puede enviar más sangre a la cabeza y al rostro, incluyendo las orejas.
Las orejas son una parte del cuerpo que tiene menos grasa y tejido conectivo para protegerlas del frío, además tienen una gran superficie expuesta al aire, por lo que la circulación sanguínea se intensifica aún más en ellas. Como resultado, la piel de las orejas se vuelve roja debido a la acumulación de sangre en la zona.
Además, las orejas tienen un gran número de pequeños vasos sanguíneos cerca de la superficie de la piel, lo que puede hacer que sean más visibles cuando la circulación sanguínea se intensifica. También es posible que notemos más el enrojecimiento de las orejas cuando hace frío debido a que la piel se vuelve más delgada y transparente cuando la temperatura disminuye, lo que hace que los vasos sanguíneos sean más evidentes.
Es importante recordar que es normal que las orejas se pongan rojas cuando hace frío, pero si notas que tienes las orejas rojas con frecuencia o si tienes otros síntomas, es importante hablar con un médico para asegurarte de que no hay ningún problema de salud subyacente.