La cámara infrarroja es una herramienta tecnológica que permite capturar imágenes en un rango de longitudes de onda que están fuera del espectro visible para el ojo humano. Aunque el concepto de la cámara infrarroja ha existido desde hace varios siglos, su uso práctico se ha desarrollado significativamente en el siglo XX.
El primer invento relacionado con la cámara infrarroja fue realizado por el físico alemán William Herschel en el siglo XVIII. Herschel descubrió que el calor emitido por un cuerpo se podía medir utilizando un termómetro infrarrojo. Sin embargo, no fue hasta el siglo XX cuando se desarrollaron las primeras cámaras infrarrojas para uso práctico.
La cámara infrarroja funciona mediante la captura de radiación infrarroja, que es una forma de energía electromagnética con longitudes de onda más largas que las del espectro visible. Esta radiación infrarroja es emitida por cuerpos calientes, como el sol, las estrellas y los objetos en la Tierra.
La cámara infrarroja utiliza un sensor de imagen especial llamado detector de infrarrojos, que es sensible a la radiación infrarroja. Este sensor convierte la radiación infrarroja en una señal eléctrica que luego es procesada por un circuito electrónico para producir una imagen visible.
Existen diferentes tipos de cámaras infrarrojas, cada una con características y capacidades únicas. Algunos ejemplos incluyen cámaras termográficas, que utilizan la radiación infrarroja para medir la temperatura de un objeto, y cámaras de visión nocturna, que utilizan la radiación infrarroja para capturar imágenes en condiciones de poca luz.
Las cámaras infrarrojas tienen una amplia variedad de aplicaciones en una variedad de campos, desde la medición de la temperatura en la industria hasta la detección de fugas en tuberías y la vigilancia nocturna. En medicina, se utilizan para detectar enfermedades en la piel y en la industria militar para la visión nocturna y el seguimiento de objetos.