Decimos que algo «da el pego» cuando aparenta ser verdadero y resulta ser falso, o cuando una persona finge ser alguien que no es.
El origen de esta expresión se encuentra en los juegos de naipes, cuando uno de los jugadores realizaba una artimaña o trampa consistente en pegar sobre una carta una especia de cinta adhesiva que escondían enter las uñas de los dedos, de forma que, al presionarla se llevase esa carta y la siguiente de la baraja juntas sin despertar sospechas entre los demás jugadores.
Las cartas solían estar marcadas, por lo que se utilizaba para conseguir las más favorables a la jugada que deseaba realizar el tramposo en cuestión, asegurándose así una victoria casi segura.