Cuando decimos que algo “más limpio que una patena” nos referimos a que está reluciente, impoluto… que es casi imposible que esté más limpio de lo que ya está.
La patena (del latín patina) es el plato pequeño de oro u otro metal en el que se coloca la hostia durante la misa. Por tanto el origen de esta expresión lo encontramos en dichos platillos (actualmente casi planos y de pequeño tamaño, aunque en siglos pasados eran de gran tamaño, menos planos y con mucha ornamentación) donde se dejan las hostias consagradas durante la misa después de fraccionarlas.
Este recipiente resalta entre todos los demás por su brillo (suelen elaborados con ciertos metalales preciosos, lo que ayuda a esto), dando una impresión de tremenda pulcritud; de ahí la expresión anteriormente mencionada.