La mayor ola jamás registrada fue una ola de altura máxima de 24.3 metros que fue observada durante una tormenta en la región de Lituya Bay, en el estado de Alaska, Estados Unidos. Esta ola se formó el 9 de julio de 1958 y fue causada por un terremoto submarino de magnitude 7.8 que se produjo en la zona.
El terremoto submarino que provocó la ola de Lituya Bay fue causado por la actividad tectónica de placas que se produce en la región. El terremoto fue seguido por una serie de deslizamientos de tierra submarinos que desplazaron grandes cantidades de agua del océano, formando una ola enorme. La ola se movió a través de la bahía a una velocidad de más de 100 millas por hora y alcanzó su altura máxima de 24.3 metros cuando chocó contra la orilla.
La ola causó una gran destrucción en la región, arrasando con árboles y edificios y dejando a su paso un rastro de devastación. Afortunadamente, no hubo víctimas mortales.
A pesar de su tamaño y la destrucción causada, la ola de Lituya Bay es relativamente poco conocida en comparación con otras olas gigantes como la ola de Tsunami de 2004 en el océano Índico.