A menudo usamos la expresión «costar un ojo de la cara» cuando hablamos de algo que cuesta mucho trabajo y sacrificio, o cuando algo es extremadamente caro.
El origen de esta expresion es mucho más literal de lo que podriamos esperar, ya que a su creador, ciertamente le costó un ojo de la cara.
Nuestro protagonista es el navegante y conquistador español Diego de Almagro, quien en el siglo XVI se dedicó a realizar expediciones de descubrimiento y ocupación por América del Sur, participando en la conquista del Perú y siendo considerado el primer español en llegar a Chile. También fue el primer europeo en llegar al actual territorio de Bolivia.
Como comentabamos, el origen de «costar un ojo de la cara» para indicar que hemos pagado un alto precio por algo, se remonta a la conquista del Imperio inca encabezado por Francisco de Pizarro, Diego de Almagro y Hernando Luque, en la cual Almagro perdió un ojo a consecuencia de una flecha disparada por un indio en septiembre de 1524, durante una expedición para auxiliar a Francisco de Pizarro, que había sido derrotado en el Fortín del Cacique.
Con su expresión, Almagro se quejó del costo de la conquista y de su posición de poder.