El juicio de Osiris es una importante ceremonia en la mitología egipcia que se lleva a cabo después de la muerte. Según la creencia, el alma del difunto era juzgada por el dios Osiris, quien determinaba si podía acceder al paraíso o ser condenado al inframundo.
El juicio se llevaba a cabo en la sala del juicio en el Templo de Osiris en Abydos. La ceremonia se llevaba a cabo por sacerdotes que representaban a los dioses del juicio, incluyendo a Osiris, Anubis, y 42 jueces de los muertos. El difunto era llevado ante ellos en una barca sagrada, y su alma era pesada en una balanza contra la pluma de Maat, la diosa de la verdad y la justicia.
Si el alma del difunto pesaba lo mismo que la pluma, significaba que había vivido una vida justa y virtuosa, y se le permitía acceder al paraíso. Si el alma era más pesada, significaba que había cometido pecados y debía ser condenado al inframundo.
El juicio de Osiris también incluía una serie de preguntas que el difunto debía responder correctamente para probar su conocimiento de la religión y la moralidad. Estas preguntas eran conocidas como «las preguntas de los 42 jueces», y eran grabadas en los Textos de las Pirámides, un conjunto de textos funerarios que se encuentran en las pirámides de los faraones.
El juicio de Osiris era una creencia muy importante en la cultura egipcia, ya que les daba a las personas la esperanza de una vida después de la muerte y les proporcionaba una guía para llevar una vida virtuosa. También se creía que el juicio de Osiris aseguraba la inmortalidad del alma y su unión con los antepasados.
Además de su importancia en la mitología egipcia, el juicio de Osiris también ha dejado una gran huella en la cultura occidental. Se ha convertido en un símbolo popular para la justicia y la moralidad, y ha sido representado en varias obras de arte y literatura a lo largo de los siglos.