Todos nos hemos enamorado en algún momento de nuestra vida (o en muchos), pero el por qué nos enamoramos, y más que eso, por qué nos enamoramos de una persona y no de otra, es uno de los grandes retos que la psicología y la neurociencia aún intentan resolver.
El enamoramiento es un proceso en el que intervienen mecanismos biológicos, psicológicos y culturales. Según la ciencia, encontrar una mejor pareja tiene un plan menos romántico e irracional de lo que tradicionalmente se pensaba.
Numerosas investigaciones han puesto de manifiesto el papel de diferentes partes del cerebro (hipotálamo, corteza prefrontal, amígdala, núcleo accumbens, corteza prefrontal, etc.) en el proceso de enamoramiento.
Según el Dr. Juan Carlos Portilla, miembro de la Sociedad Española de Neurociencia, «Al comienzo del enamoramiento, se produce en nuestro cerebro una activación de las regiones cerebrales que pone en marcha el sistema de recompensa, en el que un neutrotransmisor como la dopamina nos motiva en la búsqueda constante del ser amado que provoca esa recompensa».
Algunos estudios incluso han comparado, a través de resonancias magnéticas, la actividad cerebral entre personas tocadas por la flecha de Cupido y aquellas que no lo han sido: «Cuando los enamorados ven una fotografía del ser amado presentan mayor activación de regiones cerebrales relacionadas con la recompensa, el placer, la motivación, la atención y la red de regulación de las emociones», señala el doctor.
Además, explicó Portilla, aumenta la secreción de otras hormonas como la oxitocina, feromonas, norepinefrina (sensación de euforia) y serotonina (estado de ánimo)… Así, a nivel físico, el enamoramiento crea una maravillosa sensación de felicidad, bienestar y optimismo, entre otros.
Una cuestión interesante es que las investigaciones que analizan los aspectos vinculados con el amor «observan cómo las áreas cerebrales estimuladas son similares a las que se activan en los casos de adicciones a sustancias o acciones como el juego. Algo que sucede también cuando se pierde al ser amado. Así, algunos autores hablan del amor como una adicción natural», dice el doctor.
Además del papel de la bioquímica del amor, enamorarse de alguien también satisface esas necesidades, creencias, pensamientos, deseos, preferencias, experiencias o deseos inconscientes que atraen la atención de uno hacia un hombre o una mujer en particular. Pero, ¿qué nos impulsa a fijarnos en esa persona y no en otra?
Según Esteban Cañamares, psicólogo clínico y especialista en temas de pareja y sexualidad, las elecciones de pareja son inconscientes. Confluyen una serie de elementos que no se perciben y que nos impulsan a elegir a una persona y no a otra.
El atractivo físico es uno de los aspectos determinantes que influyen. «Tendemos a buscar tipos físicos representativos en nuestras familias. También es más probable que busquemos personas que nos recuerden a nuestros padres de alguna manera. Habrá mayor afinidad cuanto más familiares nos resulten».
También es normal que la persona en la que ponemos el ojo pertenezca a la misma clase social y económica. En definitiva, buscamos a alguien que encaje con nuestra imagen ideal. Los valores y el proyectos de vida también influirán en que se convierta en algo más estable.