La profecía autocumplida es un fenómeno psicológico fascinante que muestra cómo nuestras expectativas sobre el comportamiento de los demás pueden influir en su comportamiento y, a su vez, afectar los resultados finales. Este fenómeno ha sido estudiado en diferentes contextos, desde el ámbito educativo y laboral hasta el social y el interpersonal. En este artículo, exploraremos en qué consiste la profecía autocumplida, cómo puede afectar nuestras vidas y algunos ejemplos ilustrativos.
La profecía autocumplida se refiere a la idea de que nuestras creencias o expectativas sobre el comportamiento de alguien pueden llevar a comportamientos y resultados que confirman esas expectativas, incluso si las expectativas iniciales eran incorrectas o infundadas. En otras palabras, nuestras creencias o expectativas iniciales pueden influir en el comportamiento de la persona a la que se refieren, llevándola a comportarse de una manera que confirma nuestras expectativas iniciales, lo que hace que parezca que nuestras expectativas eran correctas, cuando en realidad fueron nuestras acciones las que influyeron en el resultado.
Un ejemplo clásico de profecía autocumplida se encuentra en el ámbito educativo. En un estudio realizado por Rosenthal y Jacobson en 1968, se les informó a los maestros que un grupo de estudiantes había sido identificado como «estudiantes con un potencial académico excepcional» en base a pruebas de inteligencia, aunque esta información era falsa y los estudiantes habían sido seleccionados al azar. Sin embargo, los maestros trataron a estos estudiantes de manera diferente, brindándoles más atención, oportunidades y retroalimentación positiva en comparación con los otros estudiantes.
Al final del año escolar, se encontró que estos estudiantes identificados como «académicamente excepcionales» habían obtenido resultados significativamente mejores en las pruebas de inteligencia en comparación con los otros estudiantes. Este estudio mostró cómo las expectativas de los maestros sobre el rendimiento de los estudiantes influenciaron su comportamiento y, a su vez, afectaron los resultados académicos de los estudiantes.
La profecía autocumplida también se puede observar en el ámbito laboral. Por ejemplo, si un supervisor tiene expectativas negativas sobre las habilidades de un empleado, es posible que le brinde menos oportunidades de desarrollo o lo asigne a tareas menos desafiantes, lo que puede afectar la autoestima y la motivación del empleado. Como resultado, el empleado puede comenzar a comportarse de manera menos competente y menos comprometida en su trabajo, confirmando así las expectativas iniciales del supervisor.
En el ámbito social y interpersonal, las expectativas y creencias sobre los demás también pueden influir en su comportamiento. Por ejemplo, si alguien tiene una expectativa negativa sobre la amabilidad de una persona, es posible que interactúe de manera distante o fría con esa persona, lo que puede llevar a que la otra persona responda de manera similar, confirmando así la expectativa inicial.
Además, la profecía autocumplida también puede operar a nivel individual, influyendo en nuestra percepción de nosotros mismos. Si internalizamos las expectativas y creencias negativas de los demás sobre nosotros mismos, es posible que comencemos a comportarnos de manera consistente con esas creencias, lo que puede llevar a una disminución en nuestra autoestima y confianza.
Afortunadamente, también hay formas de utilizar la profecía autocumplida de manera positiva. Si tenemos expectativas positivas sobre nosotros mismos o sobre los demás, podemos influir en su comportamiento de una manera positiva y llevar a resultados exitosos. Por ejemplo, si un entrenador tiene expectativas positivas sobre el rendimiento de su equipo, es posible que les brinde más oportunidades y retroalimentación positiva, lo que puede llevar a un mejor rendimiento y confianza en sí mismos.