El sexo de un bebé se determina por la presencia o ausencia de ciertos cromosomas en la célula reproductiva femenina (óvulo) y masculina (espermatozoide) que se unen durante la fertilización. Los cromosomas sexuales son el par de cromosomas que determinan el sexo de una persona y se llaman cromosomas X e Y.
Cuando un óvulo fertilizado contiene un cromosoma X y un espermatozoide fertilizado contiene un cromosoma Y, el bebé será un niño. Si el óvulo fertilizado contiene un cromosoma X y el espermatozoide fertilizado contiene un cromosoma X, el bebé será una niña.
Hay muchas creencias populares sobre cómo tener un niño o una niña, pero la mayoría de ellas no tienen ningún fundamento científico. Algunas de estas creencias incluyen:
Es importante tener en cuenta que el sexo de un bebé no se determina por factores como el peso o la altura de la madre, el día en que se concibió el bebé o el orden en que nacen los hermanos. Tampoco tiene nada que ver con el comportamiento o personalidad de la madre durante el embarazo. El único factor que determina el sexo de un bebé es la presencia o ausencia de ciertos cromosomas en la célula reproductiva femenina y masculina que se unen durante la fertilización.