Halloween es una fiesta de origen pagano basada en las tradiciones ancestrales de las primeras tribus celtas.
Los celtas dividían el año en 2 partes, la parte luminosa (primavera y verano) y la parte oscura (invierno y otoño) que coincidían con las épocas de cosecha; la parte luminosa daría la vida, al obtener multitud de productos que asegurarán su supervivencia durante la época oscura, cuando la cosecha disminuía considerablemente.
La noche del 31 de octubre al 1 de noviembre es cuando celebraban el Año Nuevo Celta, denominándose “Samhein”, entrando en la mencionada época oscura.
Durante esa noche se creía que los espíritus de los muertos volvían a la tierra y se mezclaban entre los vivos, caminando entre ellos.
Con el avance del cristianismo, muchas tradiciones paganas fueron absorbidas para lograr mayores conversiones.
Los romanos celebraban el 9, 11 y 13 de mayo una fiesta llamada «Lemuria», en la que apaciguaban las almas de los muertos que perseguían e importunaban a los vivos, que durante el siclo VII se cristianizó y pasó a celebrarse el día 13 de mayo.
Esta festividad fue modificada por Gregorio III, quien la fijó el 1 de noviembre, siendo posteriormente Gregorio IV el que propuso en el año 835 que se pasase a llamar “Fiesta de Todos los Santos”.
Fue en este momento cuando se fusionaron las dos tradiciones, pues el Día de Todos los Santos requería una vigilia, precisamente la noche del 31 de octubre, cuando se celebraba el antiguo «Samhein» o noche céltica de los muertos.
Esta vigilia se llamó «All Hallow´s Evening» (Víspera de todos los Santos) que derivó a «All Hallow´s Eve», y de aquí el actual «Halloween».
En cuanto a su expansión, fueron los inmigrantes británicos en América del Norte a mediados del siglo XIX quienes la introdujeron en la zona, popularizándose en el resto del mundo a finales del siglo XX, principalmente gracias a las series de televisión y las películas de terror en torno a esta noche, además de la globalización.