La silla eléctrica es una herramienta de ejecución utilizada en algunos estados de Estados Unidos y en otros países para ejecutar a condenados a muerte. El invento de la silla eléctrica se atribuye a Harold P. Brown, un inventor y electricista que trabajó para el Estado de Nueva York en la década de 1890.
El primer uso de la silla eléctrica fue en 1890, en la prisión de Auburn en Nueva York. La primera ejecución eléctrica fue llevada a cabo en el año 1891, con el condenado William Kemmler. La ejecución fue considerada un fracaso debido a problemas técnicos y a la duración prolongada de la muerte de Kemmler. Sin embargo, esto no detuvo la adopción generalizada de la silla eléctrica en los estados de Estados Unidos.
En 1913, la silla eléctrica fue perfeccionada por un equipo liderado por el Dr. Alfred P. Southwick, un dentista de Buffalo, Nueva York. La nueva silla incluía un sistema de electrochoque de alta voltaje, que aumentó significativamente la eficacia y la rapidez de la ejecución.
La silla eléctrica se convirtió en el método estándar de ejecución en varios estados de Estados Unidos durante la primera mitad del siglo XX. Sin embargo, en los últimos años, ha habido un declive en su uso debido a las preocupaciones éticas y legales. Muchos estados han abandonado la silla eléctrica y han adoptado otros métodos de ejecución, como la inyección letal.